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TICs Y EDUCACIÓN

INSTRUCTIVOS ÚTILES

gLoSaRiO

BRECHA DIGITAL

¿Qué nos ofrecen las TIC para la práctica docente?


Las Tecnologías de la información y comunicación nos ofrecen a los docentes la posibilidad de replantearnos las actividades tradicionales de enseñanza, para ampliarlas y complementarlas con nuevas actividades y recursos de aprendizaje.


Podríamos hablar de la posibilidad de utilizar una gran cantidad de recursos digitales disponibles, tanto elaborados por empresas comerciales como por los propios profesores, me refiero especialmente al software educativo, aunque podría hablarse también de otros objetos de aprendizaje. En estos momentos se pueden encontrar materiales sobre todas las áreas curriculares, y muchos de acceso gratuito, a nuestra disposición en los principales portales educativos. Pero además resulta de gran interés la posibilidad de realizar nuestros propios materiales o software educativo ajustados con precisión a nuestros objetivos y necesidades curriculares. Podríamos referirnos aquí al uso de aplicaciones genéricas (procesadores de texto, presentaciones, hojas de cálculo, programas de dibujo, edición de vídeo,…), herramientas de autor (clic, hot potatoes,…) uso de webquest, weblogs, etc.

En segundo lugar, las TIC nos ofrecen la posibilidad de trabajar en proyectos telemáticos, entornos de trabajo colaborativo más allá de nuestra propia clase, contactando con alumnos y profesores de otros centros y de otros países y potenciando la educación intercultural, a través del conocimiento directo de lo que sucede en otras partes del mundo.

A continuación se detallan algunas cuestiones sobre la funcionalidad tanto del software educativo como de los proyectos telemáticos.

El software educativo

El uso del ordenador desde un punto de vista didáctico pasa por el uso del denominado software educativo, estos materiales que suponen utilizar el ordenador con una finalidad didáctica. La funcionalidad del software educativo vendrá determinada por las características y el uso que se haga del mismo, de su adecuación al contexto y la organización de las actividades de enseñanza. Sin embargo, se pueden señalar algunas funciones que serían propias de este medio (Marqués, 1996):

v Función informativa: se presenta una información estructurada de la realidad.

v Función instructiva: orientan el aprendizaje de los estudiantes, facilitando el logro de determinados objetivos educativos.

v Función motivadora: los estudiantes se sienten atraídos por este tipo de material, ya que los programas suelen incluir elementos para captar la atención de los alumnos y mantener su interés (actividad, refuerzos, presentación atractiva...)

v Función evaluadora: la mayoría de los programas ofrece constante feedback sobre las actuaciones de los alumnos, corrigiendo de forma inmediata los posibles errores de aprendizaje, presentando ayudas adicionales cuando se necesitan, etc. Se puede decir que ofrecen una evaluación continua y en algunos casos también una evaluación final o explícita, cuando el programa presenta informes sobre la actuación del alumno (número de errores cometidos, tiempo invertido en el aprendizaje, etc.).

v Función investigadora: muchos programas ofrecen interesantes entornos donde investigar: buscar informaciones, relacionar conocimientos, obtener conclusiones, compartir y difundir la información, etc.

v Función expresiva: los estudiantes se pueden expresar y comunicar a través del ordenador, generando materiales con determinadas herramientas, utilizando lenguajes de programación, etc.

v Función metalingüística: los estudiantes pueden aprender los lenguajes propios de la informática.

v Función lúdica: el trabajo con ordenadores tiene para los alumnos en muchos casos connotaciones lúdicas pero además los programas suelen incluir determinados elementos lúdicos.

v Función innovadora: supone utilizar una tecnología recientemente incorporada a los centros educativos que permite hacer actividades muy diversas a la vez que genera diferentes roles tanto en los profesores como en los alumnos e introduce nuevos elementos organizativos en la clase.

v Función creativa: la creatividad se relaciona con el desarrollo de los sentidos (capacidades de observación, percepción y sensibilidad), con el fomento de la iniciativa personal (espontaneidad, autonomía, curiosidad) y el despliegue de la imaginación (desarrollando la fantasía, la intuición, la asociación). Los programas informáticos pueden incidir, pues, en el desarrollo de la creatividad, ya que permiten desarrollar las capacidades indicadas.


Ana García-Valcárcel Muñoz-Repiso


Lenguajes para la enseñanza



Los materiales para la enseñanza constituyen un tema relevante en la agenda actual de la Didáctica. Nos referimos a ellos en tanto herramientas culturales mediadoras de la acción específica de enseñar. Esto supone considerarlos desde el punto de vista de la articulación entre los lenguajes en los que se expresan, los portadores en los que se inscriben, los proyectos pedagógicos de los que surgen y en los que se insertan, y las posibilidades que ofrecen para la comprensión de saberes disciplinares por parte de los alumnos, reconociendo siempre como eje la mediación del docente.

Los Materiales Digitales Multimediales tiene como propósito acerca al estudiante a la realidad de su aprendizaje, potencializando la representación de información a través de medios de comunicación como imágenes, video, hipertexto e Hipermedia, de tal forma que se logre fusionar las bondades de estas nuevas tecnologías con las etapas de un proceso de formación para lograr con éxito el alcance de los objetivos propuestos en el curso. Sabemos que los alumnos están muy cerca de las herramientas virtuales por el uso regular de Internet. (Obviamente los que tienen ordenador y están en condiciones económicas y de entrenamiento de usarlos), en este medio el alumno percibe constantemente mensajes que incluyen diseño-palabra-imagen, los cuales se mezclan en aquello que podemos considerar como el cuerpo cultural de estos tiempos (Entel 2005). Desde el diseño multimedia podemos generar contenidos interactivos que hagan que el alumno se sienta partícipe en el aprendizaje (diseño constructivo) a través de actividades, mapas conceptuales, gráficos escenificados y simuladores. Es importante aplicar la interactividad cuando ésta tiene un seguimiento por parte de los tutores y el alumno se siente integrado en el aprendizaje.

La Calidad de los materiales multimedia diseñados con propósitos de formación, pueden ser evaluados teniendo en cuenta aspectos de desarrollo o usabilidad de acuerdo al contexto y los objetivos de aprendizaje; la educación para y desde los medios les brinda a los estudiantes conocimientos fundamentales acerca de las operaciones de las industrias de los medios, sobre los modos en que la industria se dirige a los diversos públicos y los apela, y sobre las formas en que los medios crean significados y placer, cómo representan el mundo y cómo plasman ideologías y valores particulares (Buckingham, D. 2008)

El diseñador y desarrollador de Materiales Multimediales Educativos enfrenta el dilema de producir contenidos e información relevante de tal modo que llegue al estudiante como un objeto para su uso, en el que encuentra ventajas diversas sobre los materiales de estudio tradicionales, y se convierte en una herramienta que lo lleva a aprender a aprender y lo más importante a autoevaluar su nivel de formación adquirida a través de éste mismo.

El análisis de los Materiales Digitales nos abre un abanico de posibilidades en el espacio formativo, ya que estos recursos están tomando gran fuerza en el cambio paulatino del proceso educativo, llevando al rompimiento de paradigmas centrados en el sistema de enseñanza del aprendizaje, abriendo la posibilidad de un valor agregado en la usabilidad y reutilización de recursos diversos que impulsan la consideración de nuevas formas de aprender alcanzando altos niveles de calidad.
Comprender los procesos de enseñanza – aprendizaje, desde una óptica que involucre las herramientas tecnológicas. Se trata fundamentalmente de ver qué tipo de relación propician estas aplicaciones multimedia entre programa-profesor; entre programa-alumno, y entre profesor-alumno. A partir del análisis de las funciones y papeles que se les asigne a profesores y alumnos podemos deducir el modelo de aprendizaje y educativo que subyace a cada propuesta comunicativa (Gutiérrez Martin 2000).

Es importante tener en cuenta que para asegurar la pertinencia de un material multimedia es necesario dar un vistazo a tres aspectos básicos: el desarrollo de contenido de acuerdo al contexto y realidad para el cual fue diseñado, el cumplimiento de las características pedagógicas – didácticas y el acercamiento a las características técnicas; de esta forma se esta estimando en gran porcentaje la usabilidad y reutilización de éste en el proceso educativo.

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“La educación y cambios tecnológicos”

A modo de introducción
Cuando pensamos en el proceso educativo, no podemos olvidarnos que estamos hablando de un fenómeno humano, por ende, no debemos dejar de revisar las concepciones antropológicas y filosóficas que del hombre y su educación poseemos.
Coincidimos con Mounier cuando dice que el hombre no es un ser, sino un movimiento hacia el ser, que, durante el transcurso de su vida, se actualiza permanentemente, y es en esta actualización donde se personaliza su existencia.
El hombre actual vive en la transitoriedad y en lo efímero, las relaciones que éste establece con los demás, con la realidad circundante y con el medio ambiente se encuentran cada vez más marcadas por la temporalidad. Por esto, podemos afirmar que el ritmo de la vida se ha acelerado con el paso del tiempo debido a una conjunción entre crecimiento demográfico, lo que supone el aumento de las necesidades, y el avance tecnológico, lo cual potencialmente apunta a su satisfacción.
Los Sistemas Educativos ante la vertiginosidad del devenir humano e histórico han perdido su capacidad de dar respuesta a las necesidades e intereses actuales, por lo que no es extraño oír críticas hacia la escuela, en las que se hace referencia a la “modernidad” reinante en ella y a la “posmodernidad” de su contexto, es decir, a la falta de correlato entre la necesidad educativa y la respuesta que el sistema escolar ofrece.
Consideramos que el hombre es un ser esencialmente “creador”, y lo que nos diferencia del hombre primitivo son las distintas producciones que la humanidad ha ido incorporando en su cotidianidad, haciendo la vida más fácil, más cómoda, y a su vez más compleja. Hemos ido modificando nuestra relación con el medio, transformando la realidad en respuesta a nuestras necesidades, creando así un ambiente más artificial que natural.
Al concebirnos como seres creadores se hace necesario pensar en las consecuencias de nuestras producciones, pues, creamos, producimos… pero también destruimos. La tecnología no es “buena” ni “mala” en sí, es decir, por su naturaleza, pero los distintos usos que de ella hacemos pueden tener repercusiones positivas o negativas en el entorno y hasta para la misma humanidad que intenta satisfacer.
El avance acelerado de la tecnología no sólo ha hecho la vida más cómoda sino que también ha logrado un giro paradigmático. Los artefactos, máquinas, equipos, ya forman parte de nuestro paisaje habitual, permitiéndonos relacionarnos de manera distinta con nuestro entorno y con el conocimiento que de él tenemos. Las formas de producción y de difusión de éste han cambiado en poco tiempo, por ende nuestra relación con el acervo cultural, con el saber, con la información, es distinto al que mantenían nuestros antepasados. La cantidad de conocimiento ha aumentado considerablemente y diferentes recursos tecnológicos lo hacen más accesible que en épocas anteriores.
Los avances tecnológicos de los últimos años no sólo han transformado nuestro entorno, sino también nuestras estructuras internas, se han modificado las formas en que se organizan, se piensan y se articulan los procesos educativos, y además ha revolucionado nuestras dimensiones de tiempo y espacio. La interconexión y las posibilidades comunicativas multidimensionales caracterizan a nuestra sociedad como una sociedad de la información, que encuentra sus pilares fundamentales en la inmediatez y la cantidad de caudal informativo.
Tras lo dicho, cabe preguntarnos ¿Qué tipo de hombre queremos formar hoy?, ¿Qué clase de sociedad pretendemos?, ¿Qué respuesta educativa nos toca dar en este contexto cambiante y dinámico?
Desarrollo
En este ensayo nos proponemos reflexionar sobre los interrogantes antes mencionados, concientes de que no se no se agotan aquí y que no es posible dar recetas mágicas para los problemas que en educación se plantean, por ser una dimensión humana que se halla entramada con otras de diferente índole, conformando un todo complejo con sus interrelaciones y dependencias.
v ¿Qué hombre queremos formar?
Dijimos anteriormente que una condición natural del hombre es ser un sujeto creador: crear es actualizar nuestras potencialidades para llegar a ser. La creatividad, podemos afirmar, responde a una necesidad biológica del ser humano e impedirla sería obstaculizar la hominización.
Las creaciones humanas pueden favorecer o no a la humanidad, por lo que la educación debe contemplar en sus objetivos la formación de sujetos comprometidos con el medio ambiente y con sus semejantes. Ante la ola de avances tecnológicos y la avalancha de informaciones que recorren el mundo, la responsabilidad surge como valor indispensable tanto para el desarrollo personal como para el social.
Las instituciones educativas deben promover las acciones creadoras de los hombres a través de la educación tecnológica, pero también debe encargarse de transmitir una serie de principios axiológicos necesarios para que el uso de las tecnologías sea siempre un uso comprometido y solidario para con el medio ambiente y con la humanidad.
Consideramos a los seres humanos como seres libres y nuestros sistemas educativos deben contribuir a que esa libertad sea una garantía en sus aulas. Un problema filosófico-ético se presenta aquí, pues, debemos definir cuándo un hombre es libre. La respuesta que encontramos más pertinente, es la que no deja de ver al hombre como un ser biológico y social: un sujeto que debe hacer uso de la tecnología para satisfacer sus necesidades, pero que no debe violentar su propia especie. El hombre no es libre cuando hace lo que quiere, atentando contra otros; es libre cuando sus deseos, intereses y acciones están encaminados a alcanzar fines que para la sociedad y la humanidad son positivos.
Bien dice Paulo Freire (1968) que son oprimidos también los opresores. La relación opresor-oprimido deshumaniza a ambos y la educación como proceso humano debe conducirlos al reencuentro consigo mismos, con su condición humana, es decir que la educación tiene una función liberadora, libertaria.
Sostener que el hombre es un ser libre y que la educación debe ser liberadora nos lleva a creer que nuestras instituciones educativas deben preparar para vivir en sociedad y eso incluye tener en cuenta las características propias con las que cuenta ésta.
Nuestra sociedad actual está conformada por una múltiple variedad de fuentes de información, de intereses económicos, políticos e ideológicos. Ser libres en una sociedad así, incluye estar formados para seleccionar críticamente la información que nos llega por distintos medios. Como educadores no debemos dejar de lado que los aprendizajes conducen a las personas a cambios de actitud y de comportamiento, es decir, que los seres humanos somos influenciados por lo que nos enseñan tanto en el sistema educativo formal como en otras instancias donde el saber es difundido. De esto se desprende la necesidad de formar un hombre crítico, que escudriñe y retenga lo bueno de cada cosa.
Vivir en democracia implica preparar para la democracia, educar para la participación activa, ser protagonistas de un proceso de democratización creciente, por lo que se debería deducir que en nuestras aulas fomentamos estos valores.
Por último, y en concordancia con todas las características anteriores, decimos que el hombre que deseamos formar es un hombre pacífico, que ama la paz y actúa en consecuencia, pues sino no sería libre, ni crítico ni participativo, por lo menos en el buen sentido del término.
En síntesis, podemos decir que apuntamos a formar un hombre:
§ Creador;
§ Libre;
§ Crítico;
§ Participativo; y
§ Pacífico
v ¿Qué clase de sociedad queremos?
Ante este interrogante se hace oportuno tener en cuenta que los avances tecnológicos y culturales, nos guste o no, constituyen un fenómeno universal e irreversible. Nuestro medio ya es natural siendo artificial, no podemos retroceder, hemos hecho de la tecnología nuestra segunda naturaleza. Queda, entonces, decidirnos si mantenernos al margen de los beneficios y adelantos que nuestra sociedad posee, inactivos y desconfiados, o si nos sumamos a este proceso tecnológico de forma activa, intentando hacer pie en este río que crece y crece.
Obviamente, si queremos formar al hombre como creador, libre, crítico, participativo y pacífico, no podemos anhelar una sociedad donde éste no puede desplegar estas cualidades.
Queremos una sociedad abierta al cambio, conciente del devenir humano e histórico, de los riesgos y ventajas que nos permiten las trasformaciones; preparada para lo inesperado, para lo nuevo pero que, también, conserve los logros que el pasado le ha permitido conseguir. Deseamos una sociedad que por diferentes mecanismos promueva la creación de los hombres y mujeres, como medio para la supervivencia y para la plenitud humana.
Anhelamos que nuestra sociedad esté preparada para mediar las libertades individuales. La libertad no se da en la dependencia y en la alienación, es decir, que debemos apelar a que nuestra sociedad no se halle manipulada por los intereses de sectores pequeños y poderosos, sino que debe tener como base la participación social y sus instituciones deben ser democráticas.
Por último, agregamos, que como educadores y como ciudadanos de este mundo, necesitamos una sociedad pacífica, para que todo lo anteriormente enunciado tenga sentido.
En síntesis, queremos una sociedad que sea:
§ Abierta
§ Democrática
§ Pacífica
v ¿Qué respuesta educativa nos toca dar en este contexto cambiante y dinámico?
En muchas oportunidades oímos críticas a las instituciones educativas, algunas más acertadas que otras, pero la mayoría, coinciden en que la cultura escolar dista mucho de la cultura propia de los estudiantes por lo que se produce en nuestras escuelas un choque cultural..
Otra reflexión común en estos días, es la que afirma que la escuela se ha quedado en el pasado, que es una creación de la modernidad para dar respuesta a problemas modernos y que no ha sabido ir al ritmo de las circunstancias sociales, culturales, tecnológicas y científicas propios de nuestra hora. La metáfora de la lucha existente entre la tiza y la imagen sigue habitando en los discursos de quienes afirman querer una reforma educativa, ya que piensan que esta institución se halla anquilosada en otro momento histórico.
La educación tradicional por ser parte de una institución que por su forma de organización, por sus metodologías y por sus concepciones, ha tenido una función de resguardo, de paréntesis histórico y social, de refugio ante el cambio, lo relativo, lo incierto, es decir que se mantuvo al margen de las transformaciones sociales y tecnológicas, alejándose más y más de la cultura propia de nuestros contextos.
La sociedad de la información grita en nuestras calles, en las plazas, en nuestros hogares pero susurra muy despacio en las aulas. La sociedad de la información se filtra por sus grietas mostrándonos la poca pertinencia que hay en muchos de los saberes que la escuela emana.
Las personas nacidas en la era de la tecnología de la información, tienen estructurada su cognición de un modo cualitativamente diferente a las que poseían las generaciones anteriores. Han sido transformadas las maneras de organizar, pensar, y articular los aprendizajes, por lo que resulta paradójico que en las instituciones que tienen como misión fundante promover aprendizajes no se adopten estas nuevas formas.
En el imaginario colectivo, cuando uno habla de tecnología aparecen, en nuestra mente, ideas relacionadas a las computadoras, a las grandes redes, a Internet, etc. Esto no es erróneo pero si incompleto. Tecnología siempre hubo. El libro, elemento característico de muchos paisajes del pasado, es un recurso tecnológico. El libro constituye un símbolo, está asociado íntimamente con el saber, con la verdad. La computadora e Internet para muchas personas, es sinónimo de juego, de entretenimiento, de distracción o a lo sumo se lo relaciona con el trabajo administrativo.
Podemos afirmar que un gran sector de la sociedad aún no logra despojarse de los prejuicios negativos hacia lo nuevo, las telecomunicaciones, las redes sociales, las plataformas virtuales, entre otros. Hay miedo y desconfianza en muchos de los recursos que hoy existen.
El Sistema Educativo ha ido incorporando, a medida de sus posibilidades, distintos recursos tecnológicos, pero aún así sigue atrasada en relación a los avances que tienen lugar. Y a estos elementos agregados se los utiliza como se puede, van llenando espacios en blanco… pero no dando una respuesta a la demanda de aprendizajes reales que tiene la gente, el pueblo.
Las instituciones educativas deben apropiarse de las formas, de la lógica de los medios de comunicación, de las tecnologías de la comunicación y de la información que funcionan en relación a la misma lógica que han generado en nuestras estructuras internas, en nuestras formas de aprender.
La Web 2.0 ha introducido cambios muy interesantes en nuestra forma de vivir y de relacionarnos. Mientras en la Web 1.0 el rey era el contenido y el usuario un simple espectador u observador, en la Web 2.0 el rey es el usuario y sus participaciones e interacciones.
Decimos que los hombres son seres sociales y que en recursos como la Web 2.0 se encuentra un gran espacio para que las capacidades sociales fluyan. Los hombres son comunicación en sí, por eso no pueden desarrollarse al margen de la comunicación. Obstaculizar la comunicación es transformar a los hombres en objetos. Luego de analizar esto, cabe destacar la importancia potencial que la comunicación cobra en la tecnología que hoy disponemos. Sólo resta hacer un buen uso de ella y educar para ello.
Si la escuela no prepara para la sociedad de la información crecerá aún más la marginación que sufren ciertos sectores en nuestras sociedades. Se quedarán afuera de la lógica con la que se está manejando el mundo entero. Y como país, si no nos sumergimos en el mar de posibilidades que la tecnología nos ofrece, podemos perdernos de posibles respuestas a los problemas actuales y futuros.
Por lo dicho, sostenemos que las nuevas tecnologías de la comunicación y de la información deben estar al servicio de la educación, y ésta debe promover las creaciones humanas, la tecnología y los principios axiológicos para que dichas producciones nos conduzcan al tipo de sociedad que anhelamos.
A modo de cierre
En este tiempo la innovación tecnológica presenta dos cuestiones de las cuales los Sistemas Educativos no pueden hacer oídos sordos.
La primera es en relación a los riesgos que la humanidad corre con los avances tecnológicos mal utilizados. Muchas son las experiencias en el mundo de creaciones humanas atentando contra el medio ambiente y contra los humanos mismos. Consideramos que estos hechos son repudiables y que nuestros Sistemas Educativos deben transmitir los valores necesarios para que la tecnología siempre sea una expresión de las buenas intenciones de la humanidad para con el mundo, y no para el beneficio interesado de algunos pocos.
La segunda cuestión que tiene que tener en cuenta nuestro Sistema Educativo es que la tecnología de la comunicación y la información constituyen una herramienta extraordinaria y que ayudaría a actualizar las formas que la escuela promueve para aprender.
Es un desafío para la educación incorporar estas herramientas y recursos pero también puede resultar una de las soluciones para ponerse a la altura de las demandas actuales.